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Os damos la bienvenida a este blog, en el que podréis conocer mejor la Congregación de Castilla, de la Orden Cisterciense.
Oramos y trabajamos unidas para el servicio de nuestras Comunidades, de la Orden y de la Iglesia. 

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HISTORIA DE LA 
CONGREGACIÓN DE CASTILLA




INTRODUCCIÓN


           Tal y como señalan las Constituciones  actuales de la Orden Cisterciense, “las Congregaciones que la componen son uniones de varios monasterios, bajo el Capítulo de la Congregación y bajo un mismo superior, llamado presidente”[1]



           Una característica del monacato latino es la preocupación por dotarse de una organización estable con normas de buen sentido jurídico. El talento legislador de San Benito es buen ejemplo de ello, así como los documentos primitivos de la Orden Cisterciense lo confirman.

Aunque San Benito en su Regla no trata de la unión de diversos monasterios entre sí, sino que  solo se preocupa de la organización interna del monasterio, los Fundadores de Cister, sí  se esforzaron en asegurar la autonomía legítima de los monasterios, y a la vez la unión necesaria  y la mutua ayuda. 

Así pues, cuando el monasterio de Cister pudo empezar a fundar otras abadías, supo poner buenos cimientos para mantener la unidad entre los monasterios, mediante la Carta de Caridad. Instituyó un sistema estable e igualitario de relaciones entre ellos, a fin de asegurar una vida monástica seria. Los Capítulos Generales y las Visitas Regulares fueron admirables instrumentos al servicio del buen nivel religioso de todos los cenobios de la Orden que gozó muy pronto de un prestigio admirable. 

La estructura básica de la interdependencia cisterciense, de acuerdo con los principios de la Carta de Caridad, era la filiación: la «madre» fundadora controlaba a la «hija» recién establecida. Dado que en última instancia cada abadía dependía de una de las cinco «protoabadías», la historia medieval cisterciense es testigo de una larga expansión lineal de las «familias» de Cister, La Ferté, Pontigny, Claraval y Morimundo. Las líneas de filiación de Claraval, la más prolífica, se extendían desde Portugal a Hungría, y de Suecia al sur de Italia; las de Morimundo eran especialmente extensas en dirección este-oeste, alineando establecimientos desde España hasta la región Báltica.
No obstante, a causa de la imprevisible e inevitable evolución del mundo, ningún ordenamiento puede ser válido permanentemente, por muy acertado que sea en sus orígenes. Los Capítulos Generales de la Orden fueron renovando estatutos en sucesivas asambleas anuales a  través de los siglos  y en los distintos aspectos de la vida cisterciense, hasta que el gobierno por congregaciones se fue imponiendo como la más adecuada forma de gobernar la Orden sin que pierda la unidad en lo verdaderamente esencial.

El crecimiento en número de monjes y de monasterios fundados por todo el mundo, fue rápido  ya que a la muerte de S. Bernardo la Orden  poseía 353 Abadías, y en siglos posteriores se triplicaría entre monasterios masculinos y femeninos. 

Irían surgiendo muchos cambios y dificultades a todos los niveles: la distancia geográfica entre los monasterios, los rudimentarios medios de comunicación, los peligros que suponían los largos viajes, las guerras etc. hacían difícil y en muchos momentos imposible la asistencia a las asambleas de los Capítulos Generales, así como las visitas regulares a las casas filiales; también el excesivo poder de los reyes y gobiernos políticos que unas veces protegían excesivamente las abadías y las enriquecían demasiado, otras exigían tributos que las arruinaban y hacían imposible la supervivencia en ellas. Añadiendo, como causa muy importante, que el hombre es poco perseverante y tiende a ir perdiendo el fervor primero. 

Todo ello llevó a la Orden en muchos de sus monasterios a una decadencia muy grande, por lo que, hubo de buscarse las formas adecuadas a cada momento concreto de la historia para salvar la unidad e integridad de la Orden, en su estructura básica y en su carisma. 
            El fenómeno de la encomienda y las consecuencias[2] tan nefastas que entrañaban en  la Orden, fue uno de los principales  toques decisivos  para que algunos monjes fervorosos que también había, tomaran decisiones enérgicas para una renovación en la Orden buscando adaptar la legislación existente a las exigencias, que requerían las nuevas circunstancias, debidas esas  transformaciones de la vida social, intelectual y política en diversas regiones de Europa[3]


¿Tienen sentido hoy las Congregaciones?
 
            Las Congregaciones siguen teniendo una importancia vital en nuestra Orden. Muchas dificultades se han superado, como la de los medios de comunicación, que actualmente son múltiples y rápidos, la dependencia política de los gobiernos de los países y tantos otros, pero existen otras dificultades que la unión de monasterios en Congregaciones, hace superables, y por lo demás, favorecen valores siempre actuales, importantes y  esenciales. 

            Hoy, los diversos monasterios son demasiado pequeños y débiles para que puedan vivir y trabajar en una plena y absoluta independencia  de otros monasterios; por otra parte, la Orden misma contiene una diversidad y discrepancia tal de la observancia, en las formas y tareas de la vida, que no puede ser gobernada mediante normas y métodos uniformes. Por lo que, la Congregación es o debe ser aquella unidad de acción, viva y concreta, que aúna las fuerzas de diversas casas que poseen los mismos ideales y las mismas tareas. 

            Se comprende, por tanto, que desde los orígenes de las congregaciones autónomas estén  íntimamente unidos a movimientos de reforma regionales. La evolución histórica de los monasterios en los diferentes países, continentes, condiciones culturales y sociales, presentan diferencias notables, tanto en las normas y tradiciones monásticas, como en las tareas y ocupaciones. Estas  diferencias, sin embargo, no anulan ni menguan esa unidad superior de la Orden, ya que es sumamente necesario que este pluralismo se comprenda bajo el punto de vista de su positiva significación social y espiritual; las fuerzas diversas,  se complementan, se unan para una cooperación práctica y eficaz[4]. Esto lo hace posible la estructura de la Orden, compuesta de Congregaciones[5], por lo que no solo no destruyen la unidad de la misma, si no que, hacen posible la unidad en la diversidad de su gobierno.


HISTORIA DE LA CONGREGACIÓN DE CASTILLA
 
           Aunque cada Congregación haya nacido en circunstancias y medios sociales diferentes, las motivaciones principales y esenciales fueron en la práctica las mismas: El retorno al primitivo Cister, como medio se superar  la gran decadencia en la observancia monástica de la Regla.

           A comienzos del siglo XV, surgió en España un movimiento muy significativo. Martín de Vargas, un jerónimo,  que se convirtió en monje cisterciense en la abadía de Piedra; fundó la Congregación de Castilla u «Observancia Regular de San Bernardo». Fue la primera Congregación  monástica que existió.

 Aunque su actividad,  como reformador suscitó una gran controversia en Cister, era ampliamente conocido como un hombre santo y estudioso, impulsado por las mejores intenciones. Después de su estancia en Italia y del conocimiento que tenía de estado decadente de los monasterios españoles, debido en gran parte a la infiltración del sistema comendatario, la falta de comunicación con los demás monasterios de Europa, el no poder asistir a los Capítulos Generales etc. llegó a la conclusión de que la mejor forma de remediarlo, era la adopción de medidas que habían probado ser eficaces, en circunstancias semejantes, para los benedictinos italianos.

         Con la aprobación del papa Martín V con su bula Pia supplicum, Vargas abandonó Piedra, y con once compañeros, fundó el Monasterio de Montesión cerca de Toledo y así la Congregación de Castilla fue erigida el 24 octubre 1425 y  confirmada con la bula Etsi pro cunctorum de Eugenio IV el 25 septiembre 1437, en la que se concede al Abad de Cister -pero sólo a él personalmente- la visita de los monasterios de la Congregación.

         El fundador, pasó grandes dificultades para implantar la reforma. Durante cuarenta y cinco años no hubo más que dos monasterios: Montesión y Valbuena, a los cuales se agregó en 1469 el de la Huerta, en el obispado de Sigüenza. En 1505 se unió el de Palanzuelos en la diócesis de Palencia, donde se estableció la residencia del Superior General de la Congregación. Después creció el número rápidamente gracias al apoyo de los Reyes Católicos.

          La Congregación llegó a tener de 40 monasterios masculinos y unos 30 de monjas que pertenecían a ella, en diverso grado. De todos estos monasterios, 39  eran abadías que pertenecían ya a la Orden.

         La historia de la primera Congregación monástica, es muy compleja y muy dolorosa. Martín de Vargas, no tuvo fácil el sacarla adelante, ya que como ocurre en toda innovación de antiguas estructuras, se desconfía, al menos en principio. Otra motivación importante, es que por muy buenos deseos que tenga el hombre, y por muy claras las ideas de los nuevos proyectos que tenga, casi nunca se queda en el justo medio. Ante las dificultades siempre se cometen imprudencias que después justifican las desconfianzas  del otro o los otros. Por lo demás, nunca todos tienen la misma visión de las cosas, ni las mismas inquietudes, aún cuando se busque la misma verdad. 

        Pese a todo, fue uno de los movimientos de reforma de la Orden Cisterciense más fecundos y gloriosos de la Historia, ya que sus parámetros de renovación profunda y auténtica estaban dentro de los más estrictos cánones de lo que fue la reforma del Cister de siglo XII: independencia del poder temporal; adecuación de la legislación propia a la legislación renovadora de la Iglesia universal; respuesta a los movimientos culturales y espirituales de la época y también renovación de los programas de formación para los monjes jóvenes, que posteriormente serían los animadores en las comunidades.

       En este caso, el Capítulo General de la Orden, ignoraba bastante la situación real y particular de los monasterios de Castilla, así como el verdadero espíritu que animaba a Martín de Vargas y a sus seguidores, por lo que temía que se produjera una división en la Orden. Mas, se vio obligado a aceptarla, ya que  la Congregación estaba protegida por el rey de España y también por la Curia Romana, por lo que a pesar de las grandes dificultades la Congregación salió adelante, ya que el Capítulo General de la Orden  de 1493, la reconoció como tal  en la  estructura que quería el fundador. 

        El siglo XVII fue la «época de oro» de la Congregación de Castilla. Las cuarenta y abadías masculinas incluían dos colegios, uno establecido en 1504 en Salamanca y el otro, de mayor renombre, fue fundado en 1534, vinculado a Alcalá de Henares, universidad en rápido desarrollo. La erudición llegó a convertirse en una gran tradición de la Congregación. El eminente historiador Ángel Manrique (1577-1648), monje de Huerta y graduado en Salamanca, fue sólo uno de tantos de sus miembros de capacidad descollante. 

       Pero casi todo ese florecimiento se vino abajo en 1835 por la autoridad civil antirreligiosa, -desamortización de Mendizábal- en que fueron suprimidos todos los monasterios de varones, aunque no los de mujeres ni tampoco se suprimió jurídicamente la Congregación de Castilla por lo que ésta, continuó existiendo, en los monasterios femeninos.

       El 8 diciembre 1994 la S. Sede procedió a la reorganización de la Congregación de San Bernardo de Castilla en doce monasterios de monjas. Las Constituciones fueron aprobadas en la misma fecha.


REACTIVACIÓN DE LA CONGREGACIÓN DE CASTILLA
 
      Desde 1835 a 1994 hubo muy escasa comunicación de los monasterios femeninos españoles con la Orden. En 1903, la comunidad del monasterio de Fontfreda, fue expulsada de Francia como tantas otras, por el Gobierno francés y se refugió en Tárrega (Lérida). Su Abad Dom François Causse, entró en contacto con algunas comunidades de monjas cistercienses españolas. Fruto de su actividad fue la difusión de unas Constituciones para las monjas cistercienses en España, reelaboradas en varias ocasiones y aprobadas por el Papa Pío X en 1907. Pero no se llegó a estructurar un sistema estable de cooperación y de relaciones entre los monasterios de monjas, hasta que se instituyeron 1956 las Federaciones de monasterios de monjas de la Orden Cisterciense en España.


Federaciones de monjas Cistercienses

         En 1950  El Papa Pío XII publicó la Constitución Apostólica Sponsa Christi, con el fin de remediar la situación de penuria que padecían los monasterios femeninos, por lo que en ella recomendaba la unión de éstos, en Federaciones[6], lo que resultó ser muy positivo y eficaz  para logros posteriores más perfectos.

        Con los 53 monasterios de monjas que había en España se crearon dos  Federaciones. A la  FEDERACIÓN DE MONJAS DE LA SAGRADA ORDEN CISTERCIENSE DE ESPAÑA, pertenecían 20, y la Congregación de Castilla continúa con 12 de estos monasterios después de reactivarla. Otros en 1990 lograron también la reinstauración de la antigua Congregación de la Corona de Aragón y se incorporaron a ella.

        En 1994 la Santa Sede aprobó las nuevas Constituciones de la Congregación, adaptadas a la situación del momento. Estas constituciones contemplaban la existencia de monasterios masculinos y femeninos, cuyo supremo moderador era el Abad Presidente ayudado por el Consejo de asistentes. 

       En el 2007, aprueba nuevos cambios pedidos por el VI Capítulo  Extraordinario de la Congregación,  para poder actuar de hecho y de derecho, como Congregación Monástica Femenina[7], ya que en la actualidad no existen monasterios masculinos en la Congregación. Así pues, según el derecho constitucional, los monasterios de monjas tienen un Capítulo de Abadesas y delegadas, cuya abadesa Presidente  es la suprema moderadora de la Congregación de Castilla, miembro, “ex officio”, del Sínodo de la Orden.

       Fueron las Federaciones el mejor instrumento para preparar el camino hasta que las comunidades de monjas lograran una incorporación plena de los monasterios a la  Orden.

        La Congregación cisterciense de Castilla con este esperanzador retorno de buena parte de los monasterios cistercienses de España, vive otra vez, en una genuina normalidad constitucional.                                                       

  Monasterio de la Santa Cruz
                                                                      Casarrubios del Monte
                                                                       
[1] Constituciones de la orden Cisterciense art. 15
[2] Eclesiástico o, en ocasiones, un laico, a cargo de una abadía in commendam, es decir, quien vigila los ingresos económicos y, si es un eclesiástico, también con algún grado de jurisdicción, pero sin ejercer ninguna autoridad sobre su disciplina monástica interna.
[3] Vida cisterciense actual, 24-25
[4] Cfr. Ibidem., 119.
[5] Vida cisterciense actual, 116-117
[6] Sponsa Christi nº33
[7] Véase el Decreto, Prot. n. C 224, b 1/93, de 15 de Mayo de 2007


5 comentarios:

  1. El monasterio referido de Palencia es el de Palazuelos.

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  2. Gracias por el alcance de su historia que tiene para mi vida católica un gran alcance de conocimientos, Si la mente no me traiciona la orden de Citercience de mi pais el Perú en Lima en la ciudad de Ventanilla - Pachacutec que es un desierto serca al mar en nueva a abadesa es la madre Teresa una de origen aleman y conosco a dos hnas. que se llaman Lourdes y Mónica, se que por el lado sur de Lima por Lurin hay otra orden de Citercience de Varones en la diocesis de Lurin, poco se de ellos no lo conosco, solo me pidieron un trabajo pero como no estaba al alcance de sus espectativas no se dijo nada, en tal para mi vida de católico lego es de tener conocimiento de los discipulos de San Benito, desde ya los tengo en mis oraciones. Por la experiencia de mi podesto conocimiento de Litúrgia gracias a 3 eruditos sacerdotes se creo Talleres Sagrada Familia y Servicios Múltiples del cual soy dueño y Gte. Gral. donde hacemos trabajos para las necesidades de los servicios de celebraciones, se que donde están tienen lo suyo, yo en mi vida practica estamos a la orden con los talleres de especialidad, mi hogar es católico y somos casado por la iglesia, tenemos 2 hijos, tengo una interesante esposa y una familia que los adoro y tres nietos, el mayor sigue mis pasos como Orfebre Sacro, es un niño muy lindo, todos dicen que se parece a mi,creo que su madre está molesta conmigo, trato que no se resienta, pero es mi hijo que me dá su confianza, se está formando en un colegio religioso de los Agustinos Recoletos, se que es facil pedir, solo se que como adulto que soy que Dios permita que haga su voluntad, mi hogar está bendecido por tres Papas, por el Papa Francisco todavia, pero aun así trato de responder con responsabilidad y no faltar. Mi e-mail es talleressagradafamilia.s.m@gmail.com Gracias por su atención.

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  3. Anónimo7.4.13

    soy de buenos aires,como podria conseguir libros de elredo y de guillermo de saint thierry
    carlos

    carloseduguti@yahoo.com.ar

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  4. Querido Hermano en Cristo:

    Paz y bien.

    Me presento como un Obispo de la Iglesia Luterana, y Caballero de la Orden Soberana del Templo de Jerusalem y Orden Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalem y Malta.

    Desearía hacer una consuta a su caridad, sobre mi inspiración de constituir una Orden Cisterciense Terciaria que tuviese caracter ecuménico. Es decir, que admitiese en sus filas a cristianos practicantes de todas las denominaciones cristianas, que no tuvieran que profesar votos monacales, sino levar una vida cristiana en oración, según la Regla de nuestro Padre Bernardo de Claravall.

    Sería para mí un honor que la Orden Cisterciense bendijera mi proyecto, a fin de llevar a cabo mejor la obra de Dios, con su inestimable ayuda y reconocimiento.

    En espera de sus noticias, reciba mi Bendición Apostólica en el amor de Cristo Jesús Resucitado, cuyo amor nos une a todos como hermanos en la Fe.

    Con mis bendiciones apostólicas,

    Muy Revdo, Ricardo Curto Núñez

    dom.ricardocurto@gmail.com

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  5. Anónimo15.3.14

    Hola, gracias por compartir y dar a conocer la historia de la orden Orden Cisterciense, desde sus inicios hasta las federaciones femeninas más recientes.
    Me a gustado conocer un poco más el origen y la formación de la federación de las monjas de nuestro colegio.
    Gracias por la aportación
    Sergio Catalán 4º Eso

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