6 jun 2018

Oración y deseo de Dios


En el corazón del cristiano que ora surge creciente el deseo de Dios, de tener contacto asiduo con Él, de vivir con él y para él. Es ese deseo es el que impulsa al cristiano a estar en continua búsqueda de Dios.  Siento en mi corazón buscar tu rostro, tu rostro buscaré señor, no me ocultes tu rostro". Unas veces lo buscamos fuera, en lo exterior y otras lo veces entramos dentro de nosotros mismos para encontrarlo en nuestro interior. Necesitamos saber que está ahí, que no nos ha abandonado, que está a nuestro lado. Queremos escuchar su mensaje de amor, sabernos amados por Él. Eso es oración. Así de sencillo. La oración no es algo complejo, inalcanzable, solo para algunos elegidos. La oración es deseo de amar a Dios y el amor todo lo hace sencillo.  Aprender a orar es crecer en el deseo de Dios, de amarlo en todo momento y circunstancia. Es bueno pedirle a Dios que rompa nuestros esquemas de oración abra nuestra mirada a horizontes de su continua presencia divina en cada uno y en todo, para que vayamos experimentando su forma de manifestarse en, en nuestro corazón. “Dame Señor un corazón nuevo renuévame por dentro con espíritu firme”. Concédeme Señor el deseo de desearte”. 




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