El Misterio Pascual
de Jesucristo es nuestro misterio pascual. Nuestra aventura vital consiste como
en Él, en desarrollar nuestra existencia terrena a su modo, en actitud de
servicio y donación hasta confiar nuestra muerte en las manos del Padre. Y así
volveremos a la vida de nuevo. Cristo nos ha precedido en esta entrega de la
vida y la muerte para recobrarla en la Resurrección. La palabra Misterio es
una palabra griega que significa lo que está encerrado. Eso que está encerrado
no se aprecia a primera vista y es necesario profundizar y penetrar para ver lo
que está oculto y comprender su sentido. En el Misterio Pascual del Señor está
encerrada una Verdad: que el Amor de Dios, una vez cumplida nuestra existencia
terrena que ha sido una preparación, nos libera y nos atrae definitivamente a
la vida eterna y feliz junto a Dios, es decir, nuestra vida unida a la de
Cristo llaga a su plenitud eterna.
Texto
expresivo para estos días, se ha elegido éste de los Sermones de San Bernardo: “Todo mi bien está en unirme a ti; ¡Cabeza
gloriosa y bendita por siempre, a quien desean contemplar los mismos ángeles! “Te
seguiré adondequiera que vayas”; Si pasas
por el fuego, no me arrancaré de ti ni temeré mal alguno, porque tú estás
conmigo. Tú llevas mis dolores y sufres por mí; tú eres el primero en pasar por
la estrechez de la pasión, para ofrecer a los que te siguen una puerta ancha”.
(S. Bernardo, Serm. 1 en la Cuaresma).
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