Con Guillermo de Saint-Thierry decimos: A ti Padre por quien vivimos, a ti Sabiduría del Padre por quien, reformados, vivimos sabiamente, a ti Espíritu Santo a quien y en quien amando vivimos felices y viviremos dichosos, a ti Trinidad de una sola sustancia, único Dios de quien, para quien y en quien somos, del que nos separamos por el pecado tornándonos desemejantes y que no permitió que pereciéramos, a ti principio hacia el que regresamos, forma hacia la que tendemos, gracia por la que nos reconciliamos, a ti te adoramos y bendecimos. A ti la gloria por los siglos. Amén. (La Contemplación de Dios, n. 13).
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Oh Padre eterno, fuente de toda
creación, Tú que sostienes el universo con tu amor infinito, Guíame por el
camino de la verdad y la justicia. Oh Hijo amado, luz del mundo y salvador, Tú
que entregaste tu vida por nuestra redención, Enséñame a amar con entrega y
humildad. Oh Espíritu Santo, fuego divino que nos renueva por dentro, Tú que
iluminas los corazones con tu gracia, Llena mi alma de paz y fortaleza. Santísima
Trinidad, misterio sublime de amor, Bendíceme y acompáñame en cada paso, Para
que mi vida sea reflejo de tu gloria.
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