“El Proyecto Cultural de la Congregación Cisterciense de Castilla: Un patrimonio vivo donde se encuentran tradición, arte y liturgia.”
Intervención de Dña Cristina Gerez
Abstract:
El objetivo de este trabajo es desarrollar
la propuesta de renovación de la exposición cultural de la Congregación
Cisterciense de Castilla. El proyecto cultural pretende reconectar la Orden con
el entorno de sus comunidades, mostrando la riqueza artística y litúrgica que
las caracteriza, permitiendo a los visitantes participar no solo en su
tradición histórica, sino también en su patrimonio espiritual, a través del
arte y la historia. Con nueve monasterios femeninos repartidos por toda España
y otros dos en Bolivia, el patrimonio histórico y cultural de la Congregación
de Castilla destaca por su diversidad y singularidad. Aunque todavía se
encuentra en una fase inicial, en los últimos años se han llevado a cabo
intervenciones que está previsto continuar en el marco de un proyecto que
permita a los visitantes descubrir la vida espiritual, el arte y la historia de
las hermanas cistercienses, fruto de una labor de conservación, estudio y
difusión de este valioso patrimonio. El trabajo se basará en los esfuerzos
realizados en el Monasterio de San Benito (Talavera de la Reina), Santo Domingo de
Silos el Antiguo (Toledo), Santa Cruz (Casarrubios del Monte), y Santa María la
Real de Huelgas (Valladolid)."
Texto
Buenos días, antes de empezar, quería agradecer
nuestra presencia aquí a Ana Pagará, la directora del Monasterio de
Alcobaça y a la Red Europea de Patrimonio Cisterciense por invitarnos e
insistir en compartir nuestro proyecto con todos vosotros.
También quería agradecer a la congregación de
Castilla, y en especial a su Abadesa Presidenta, Madre Eugenia, por su fe en mí
y por ofrecerme realizar esta conferencia en su nombre. Empecé a colaborar con
ellas hace tan sólo unos meses y poder presentar esta conferencia ha sido una
oportunidad para conocer más de cerca no sólo su patrimonio histórico y
artístico, sino, sobre todo, sus comunidades vivas.
Es por ello que al ser invitadas a compartir nuestro
proyecto cultural sobre los monasterios de la Congregación hemos decidido
titularlo: “El Proyecto Cultural de la Congregación Cisterciense de Castilla:
Un patrimonio vivo donde se encuentran tradición, arte y liturgia.”
Antes de nada, me gustaría situarles brevemente en la
realidad histórica de la Congregación desde que se conformó hasta nuestros
días, así como precisiones sobre su funcionamiento.
La Congregación fue erigida en 1425 por el Papa
Martin V con la bula “Pia supplicum voya” y amparaba tanto monasterios
femeninos como masculinos. Los monasterios de monjes se suprimieron en
1835, pero la congregación continúo existiendo con monasterios femeninos, pero
sin capacidad ejecutiva. La Congregación se reorganizó en 1994 a través de unas
Constituciones aprobadas por la Santa Sede con la finalidad de mantener la
entidad propia de cada monasterio y su personalidad concreta, pero con una
voluntad de socorrerse mutuamente en los casos necesarios a fin de facilitar la
vida monástica. Cada monasterio mantiene por tanto su gobierno y
decisión.
La congregación se renovó con 12 monasterios bajo su
manto, de los cuales llegan a nuestro día 10 comunidades activas repartidas en
9 monasterios, distribuidos de la siguiente manera: en el norte de la
península el monasterio de Santa Ana (Lazkao) y Nuestra Señora de
la Anunciación (Santo Domingo de la Calzada), la Real Abadía Cisterciense de
Santa María y San Andrés (San Andrés del Arroyo, Palencia), el Monasterio
de Santa María la Real de las Huelgas (Valladolid), Monasterio de la
Piedad Bernarda-Casa Asistencial (Madrid), Monasterio de la Santa Cruz
(Casarrubios del Monte), Santo Domingo el Antiguo en Toledo, el monasterio
Cisterciense de San Benito (Talavera de la Reina) Y el monasterio de la
Asunción de Nuestra Señora ( Málaga). En el año 2019 fueron incorporados los 2
monasterios que tiene la Orden en Bolivia, en La Paz y Apolo.
Parecería contradictorio hablar de un proyecto
cultural unitario con tal diversidad geográfica. Sin embargo, este proyecto
nace como respuesta al fenómeno que ha sufrido la Congregación los últimos
años, pues la disminución de vocaciones ha forzado el cierre de varios de los
monasterios que la conformaban. Ello, que podría haber constituido únicamente
un gran pesar para las hermanas y la congregación se ha convertido en el germen
de una profunda reflexión interna.
Dado que el cierre de monasterios ha traído de la mano
la reubicación de sus bienes, entre los cuales encontramos los artísticos, este
proceso llevó a las hermanas a cuestionarse cómo presentar la realidad
monástica cisterciense al mundo a través de su patrimonio artístico, entre
otras formas. Así surgió este proyecto cultural, cuyas iniciativas – que
procederemos a detallar - se suman y entran en diálogo con las acciones que se
estaban realizando ya en cada comunidad de forma independiente. Se encuentra
todavía en una fase muy incipiente, pero cargada de significado.
Como punto de partida del proyecto se han establecido
dos objetivos prioritarios: fortalecer el vínculo entre la Orden y su entorno
mediante la valorización artística, histórica y espiritual de cada uno de sus
monasterios y generar una narrativa sobre su presencia histórica en las
diferentes comunidades, también aquellas que ya no están.
Así, se propone la renovación integral del museo del
Convento de Santo Domingo el Antiguo (Toledo), la reorganización patrimonial y
documental de los monasterios de Santa Cruz (Casarrubios del Monte), Santa
María y San Andrés (Palencia) y San Vicente el Real (Segovia). Se espera
que los resultados materiales se puedan reflejar por tanto en un Archivo
General de la Congregación y la apertura de un nuevo espacio expositivo en
Toledo, para así cumplir con su finalidad última: garantizar la
preservación y transmisión del patrimonio cisterciense, haciendo accesible su
legado a la sociedad actual.
Pero como ya he señalado, estas acciones se habían
empezado de forma pionera por varios de sus monasterios. Es el caso, por
ejemplo, del monasterio del Monasterio Cisterciense de San Benito en Talavera
de la Reina o el Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas
(Valladolid).
- Monasterio de San Benito
El monasterio de San Benito (Talavera de la Reina) fue
fundado en torno al siglo VI, y aunque originalmente no estaría ubicado en el
emplazamiento actual, sino extramuros, pasa en el año 1126 al interior del
recinto amurallado de la ciudad. Sin embargo, el monasterio tuvo que ser
completamente reestructurado en el siglo pasado a excepción de su claustro, de
estilo renacentista. La comunidad que lo conforma dedica sus días al “Ora et
Labora” traducido en un seguimiento de la Lectio Divina y labores manuales,
como su exquisita encuadernación.
El segmento de muralla adosado al recinto monacal “La
Villa”, que actúa de cerramiento de la huerta, forma parte de uno de los pocos
ejemplos de arquitectura defensiva que conservamos en la Península de época
tardoantigua y factura romana (pues está datada entre los siglos IV y V,
gracias a hallazgos como huellas de caligae). En el año 2018, el
Ayuntamiento de Talavera de la Reina promovió el Proyecto de Recuperación de
la Muralla y su Recorrido, que finalizó con el Plan Director presentado en
el año 2022. Dicho Proyecto, frente al que la comunidad mostró una actitud
dialogante, buscaba investigar e intervenir de forma coherente el recinto
amurallado para revalorizarlo en el contexto urbano.
Dicho segmento cuenta también con reformas islámicas y
adiciones cristianas como las destacadas torres albarranas. Para que se pudiera
intervenir, fue necesario el consenso con la comunidad, pues se pretendía
intervenir y recuperar las rasantes originales y el recorrido de los adarves,
cuya cara interior lindaba con la propiedad. Dicha problemática se solucionó
con medidas de protección social como vallados para garantizar la privacidad de
las hermanas en y así permitir, no únicamente la rehabilitación del conjunto,
sino su musealización y habilitación del recorrido para los visitantes.
- Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas
El Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas,
en Valladolid, fue fundado por la reina Doña María de Molina, esposa de Don
Sancho el Bravo durante el siglo XIII. La actual edificación monástica, junto
con la iglesia, que cuenta con ricas obras de arte, se levanta sin embargo en
1579, pues la fundacional sufrió un incendio, sobre los restos del palacio de
la reina, una de las puertas del antiguo recinto y restos de un torreón del
siglo XV.
Hoy la comunidad que lo habita dedica sus energías
fundamentalmente al colegio que fundaron en 1959, abriendo sus puertas en 1966.
Aún así, ello no es óbice para que la comunidad no solo conserve, sino que
exponga de una forma admirable, su archivo y obras de arte, en un museo
organizado por la propia comunidad cuando se produjo la afiliación de las
hermanas del convento de San Quirce y Santa Julita, con la finalidad de
preservar su legado histórico-artístico y espiritual. Son un ejemplo admirable
de cultura que muestra su espiritualidad en la labor diaria del colegio anexo
al monasterio y a través de su patrimonio histórico y artístico.
- Real Abadía Cisterciense de Santa María y San Andrés
Compartiendo comunidad autónoma, pero subiendo
hacia parajes más aislados, se encuentra la Real Abadía Cisterciense de Santa
María y San Andrés (San Andrés del Arroyo, Palencia). De fundación desconocida,
pero anterior al 1189, presenta una iglesia de 3 ábsides del siglo XIII; así
como uno de los más bellos claustros románicos que encontramos en España.
Aunque apartada de los núcleos poblacionales, desde su fundación ha pasado por
épocas de fuerte vocación social, formando una de las escuelas monacales más
reseñables del entorno en el s.XX. Entre 2007 y 2008 se llevó a cabo una
intervención arqueológica en el monasterio que sacó a la luz nuevas áreas
cementeriales sobre la Cilla o el Salón Norte que datan otras áreas del monasterio
como posteriores al s.XIII, el monasterio se iría construyendo de forma
orgánica a lo largo de los siglos.
Hoy su comunidad se dedica a la pastelería y a la
atención de las más mayores, así como a la exposición de su bellísimo claustro
y cenobio, a través de paneles interactivos que posibilitan la visita
guiada.
- Monasterio de la Santa Cruz (Toledo)
El monasterio de la Santa Cruz en Casarrubios del
Monte (Toledo) nace en 1633, a través de la Madre María Evangelista
(recientemente reconocida como venerable) y otras hermanas procedentes del
Monasterio de Santa Ana de Valladolid. Su construcción es muy sencilla, aunque
revestida de gran dignidad a mediados del siglo pasado pues el edificio
amenazaba con derrumbarse. No fueron pocos los avatares que esta fundación tuvo
que sufrir durante la guerra civil española. Conserva una estructura
pragmática en favor de la liturgia y el trabajo monástico – esta comunidad
realiza trabajos de pastelería y repostería y archivo, aunque en el pasado
desempeñó otras diversas, como la dirección de un taller de costura- que
transmite una belleza sencilla y cotidiana.
Ha sido este monasterio el elegido para recibir el
Archivo General de la Congregación, que recoge los fondos bibliográficos de
monasterios de aquellas comunidades que se han extinguido a fin de que su
historia y espiritualidad no se pierdan. Dichas comunidades son: Monasterio de
Santa María y San Vicente el Real (Segovia), Monasterio del Santísimo
Sacramento (comenzó en Madrid, pero pasó sus últimos años en Boadilla del
Monte), Monasterio de Santa Ana (Brihuega) y el propio del monasterio, junto
con las obras de María Evangelista. Actualmente se está procediendo a
organizar los diferentes fondos bibliográficos para poder clasificarlos,
estudiarlos en profundidad, catalogarlos y ponerlos a disposición de la
comunidad investigadora a través de su digitalización. Los fondos
bibliográficos son de gran valor para la Congregación, pues datan de épocas
fundacionales y son de una riqueza histórica inconmensurable,
- Santo Domingo de Silos el Antiguo
Próximo a este monasterio se encuentra Santo Domingo
de Silos El Antiguo, en pleno casco histórico de Toledo. Esta comunidad fue la
primera patrona del Greco al llegar a España, encargándole tres retablos para
su monasterio- que fueron reunidos en el Museo Nacional del Prado este año
gracias a la generosidad de la comunidad- marcando el inicio de una relación
que se mantendría en el tiempo, pues el pintor llegó incluso a barajar la
opción de enterrarse en el cenobio.
Las crónicas de la ciudad hablan de un establecimiento
monacal ya en época visigoda, que desaparecería durante la invasión musulmana.
No sería hasta 1085, fecha de la reconquista de Toledo, en la que se
establecería la fundación que hoy encuentra continuidad, adoptando los usos
cistercienses en 1159.
Sobre los años 80 del siglo pasado, la comunidad
decidió formar un museo de artes escultóricas y suntuarias pues contaban con
obras de gran valor y diversidad, procedentes también del monasterio de las
Dueñas de Sevilla que se fundió con la comunidad de Santo Domingo en 1912,
aportando una rica colección. El lugar elegido fue el coro y retrocoro, para no
invadir la clausura, donde se expusieron las piezas en vitrinas y
pedestales.
Sin embargo, los años han pasado, y tanto la comunidad
como la congregación han visto oportuna la reestructuración y la ampliación del
museo: hasta ahora, el espacio expositivo se mostraba como comúnmente diríamos
“en forma de museo de piezas”, sin ofrecer al visitante un recorrido establecido
con una propuesta concreta. Además, la comunidad de laicos que frecuenta el
monasterio lleva pidiendo desde hace unos años la apertura de nuevas zonas al
público a fin de poder participar de ellas. Aprovechando que la exposición del
retablo reunido pintado por el Greco para el cenobio en el Museo Nacional del
Prado ha vuelto a colocar al monasterio en el punto de interés académico y
turístico, y las casuísticas ya mencionadas, se ha propuesto una rehabilitación
del museo monástico que genere no únicamente una visita turística, sino que
introduzca al visitante a la vida monástica y la espiritualidad cisterciense a
través del espacio, las piezas artísticas y el discurso expositivo.
Así, durante los dos próximos años se llevará a cabo
la rehabilitación del museo, que prevé su reapertura en torno a finales del
2026, y por primera vez, abrirá al visitante el claustro conocido como “de los
laureles” y la sala capitular, pues son zonas que ya no frecuenta la comunidad
existente.
El claustro de los laureles pertenece al estilo
morisco: hibridación entre la antigua tradición gótica y las novedades
platerescas con el mudejarismo tardío y decadente, realizado en tiempos de
Cisneros (siglo XV y XVI) que florecería en España en áreas determinadas como
Toledo. Se trata de una obra de dos pisos realizada fundamentalmente en
ladrillo (aunque en su origen estaría encalado), con arcos de medio punto
trasdosados en el piso inferior, y arcos conopiales mixtilíneos en el superior.
Todavía hoy conserva parte del cerramiento del piso inferior, compuesto de
tracerías góticas labradas en pizarra. Se conservan también barros vidriados y
yeserías moriscas que constituirían el revestimiento decorativo.
Por su parte, la sala capitular cuenta con una
bellísima portada de estructura adintelada, con la característica red de rombos
y florones inscritos y dos lacerias estrelladas. También en yeso, las ménsulas
adosadas a los ángulos denotan la persistencia de las tracerías flamígeras,
combinadas con atauriques. La zona baja de las jambas va recubierta de azulejos
de arista estrellados, florales y pseudoepigráficos, mientras que el escalón se
halla revestido de azulejos de cuerda seca.
La propia sala capitular pertenece también al estilo
morisco. En ella destacaríamos la alfombrilla; hecha en cerámica polícroma, así
como los asientos corridos, los escalones y el frontal del altar, todos ellos
revestidos de azulejos con decoración estrellada o formas renacientes, frente
al encalado de la pared. Pertenece así al primer tercio del siglo
XVI
La apertura de estos dos espacios al público no sólo
permitirá la ampliación del espacio expositivo y su reorganización, sino que
facilitará hacer participe al visitante del entorno en el que se encuentra,
apoyado por guías audiovisuales que narrarán el propósito de cada uno de los
espacios que transite en la vida monástica.
Así mismo, se busca replantear cómo está concebido el
espacio expositivo en el coro de la iglesia, pues actualmente se encuentra algo
abigarrado. Dado que la espiritualidad cisterciense otorga una gran importancia
al canto coral a través de
la Liturgia de las Horas, (gracias a ella el coro cobra una relevancia sin
precedentes), moviendo el epicentro de la liturgia a la relación entre el altar
mayor y el coro de la comunidad monástica, se planteará la reestructuración de
las obras así como el uso del coro para conciertos litúrgicos o en su defecto,
pistas corales de audio, para remitir al visitante a esta característica del
espacio, volviendo además a una simplicidad decorativa en la medida de lo
posible.
No se puede plantear un espacio expositivo en este
monasterio sin hacer hincapié en la relación del Greco con la comunidad, pues
los retablos allí pintados por él son de las primeras obras comisionadas al
artista en Toledo y fueron sin duda el punto de partida para su éxito futuro.
El contrato se establecería en 1577 para ocho cuadros: seis para el retablo
principal y dos para los colaterales (Natividad y Resurrección). Fruto de la
relación entre el artista y la comunidad, el pintor compraría en 1612 una
bóveda sepulcral bajo el coro destinada a su enterramiento. Al morir dos años
más tarde sería enterrado en dicho lugar, que todavía hoy se conserva, pero
divergencias entre su hijo y la comunidad harían rescindir el contrato y hoy no
se conoce a ciencia cierta si son sus retos los que se conservan o habrían sido
trasladados.
Se pretende así volver a promocionar el monasterio en
el flujo de la ruta histórica de Toledo, pues la importancia histórica de la
comunidad es fundamental para la ciudad y la historia del arte españolas y
formar nuevos lazos con la comunidad laical existente. Pero ante todo, se desea
volver a posicionarlo como un enclave espiritual en el que arte, liturgia e
historia se encuentren.
Conclusiones: Convención sobre la Protección
y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales y Convención de Faro
En el marco del proyecto cultural de la Congregación
Cisterciense de Castilla los principios que hoy nos reúnen aquí – los de
Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones
Culturales y Convención de Faro- se entrelazan de forma natural pues se
entiende que el patrimonio monástico no constituye un conjunto estático de
bienes, sino un recurso vivo centrado en la persona y orientado a su crecimiento
espiritual y humano.
El proyecto busca fortalecer el vínculo entre la
Congregación y su entorno, haciendo accesible su patrimonio, favoreciendo la
creación de nuevas comunidades laicales, a través de una reflexión constante
sobre cómo transmitir al mundo la riqueza de la vida monástica.
Los principios de Faro instan a una mejora de la
accesibilidad al patrimonio, impulsando su estudio, protección y
conservación. El proyecto de la Congregación de Castilla responde a este
llamado a través de iniciativas concretas de apertura y puesta en valor de los
espacios monásticos:
- En el Monasterio de Santo Domingo el Antiguo, la
renovación del museo pretende introducir al visitante en la vida monástica
y en la espiritualidad cisterciense mediante un discurso expositivo y
espacial más coherente. Por primera vez se abrirán al público el claustro
—centro de la vida espiritual— y la sala capitular —núcleo de la vida
comunitaria—.
- Incluso en ámbitos de clausura, como en San
Benito, se ha trabajado con las autoridades para permitir la
rehabilitación y musealización de la muralla adosada, logrando un
recorrido accesible para los visitantes sin comprometer la privacidad de
las hermanas.
- Asimismo, la creación del Archivo General de la Congregación en el
Monasterio de la Santa Cruz permitirá clasificar y digitalizar un valioso
fondo bibliográfico, poniéndolo a disposición de la comunidad
investigadora y evitando su pérdida tras el cierre de monasterios.
Aunque aún queda un largo trabajo por delante, la
Congregación está plenamente comprometida y confiamos en que este esfuerzo dará
abundantes frutos
No hay comentarios:
Publicar un comentario