Iniciamos la
Cuaresma con el ejemplo de Jesús retirándose sólo al desierto. Esto nos habla
de ayuno, de silencio y oración. Son las actitudes clave para comenzar el camino
ascendente hacia la Pascua. Interiormente y con las mismas actitudes, allí, en
el desierto debemos retirarnos con Él,
donde podremos ser verdaderamente
alimentados por la Palabra que sale de su boca, principalmente en el ámbito de
la oración litúrgica. Y así el silencio no es un silencio vacío, ni el ayuno de
las cosas de este mundo, nos debilitará, sino que será un silencio lleno de la
presencia de la Palabra de Dios que nos hará crecer fuertes y llegar a la
Pascua verdaderamente triunfantes, salvados, resucitados en Él.
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