El pecado: el amor perdido
Miércoles de Ceniza nos abre al tiempo favorable de la Cuaresma. Dios,
señor del tiempo, nos regala otra nueva oportunidad de detener nuestras prisas
y situarnos ante la contemplación de su amor, Porque Cuaresma es un tiempo favorable para tomar
conciencia del amor que Dios nos tiene, que nos llama hijos, y para darle
gracias porque nos ha integrado en una familia, que es la Iglesia, que se
hace cercana y con rostros más concretos a través de la comunidad en la que
celebramos nuestra fe.
El pecado nos aleja del amor
paterno de Dios y nos convierte en habitantes incómodos de la casa familiar, la
Iglesia. Cada Cuaresma es un toque de atención a nuestra conciencia y a nuestro
corazón para volver a renovar el amor a Dios e iniciar un nuevo estilo de
relaciones con los hermanos: se trata de romper el egoísmo que encierra cada
pecado para convertirnos al amor de Dios, que nos regenera y nos hace
disponibles para el amor fraterno.
Benedicto XVI
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