Todo ser humano está llamado
a la santidad. Cada uno de nosotros, los bautizados, debemos buscar la santidad por encima de
todo, puesto que la santidad es, “plenitud
de la vida cristiana”, que se realiza en la unión íntima con Cristo y en
Él, con la Santísima Trinidad. El cristiano ya es santo, en virtud del Bautismo,
ya que la santidad está inseparablemente ligada a la dignidad bautismal. En el
agua del Bautismo de hecho hemos sido lavados, santificados, justificados en el
nombre de Jesucristo, hemos sido hechos verdaderamente hijos de Dios y copartícipes
de la naturaleza divina, por el Hijo Jesucristo. Pero entendamos bien, para
que esa santidad se realice, cada uno debe vivir en comunión con Dios y con los
hermanos, siguiendo el camino que le marca el Evangelio, que es el seguimiento
de Jesús, “camino, verdad y vida”. Él
es realmente, el único camino de santificación, que pasa por la cruz, y tiene
su cumplimiento en la resurrección final de los justos, cuando Dios sea todo en
todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario