4 abr 2020

Semana Santa




Con el Domingo de Ramos se abre la puerta de la Semana Santa.
Nos disponemos a inaugurar, en comunión con toda la Iglesia, la
celebración anual de los misterios de la Pasión y Resurrección de
Jesucristo. Este año lo haremos confinados en nuestras casas sin poder
ir a la Iglesia por el estado de “alarma” decretado por nuestras
autoridades; vivimos en “cuarentena” para liberarnos de la infección
del “coronavirus” que tanto dolor está produciendo en nuestra
sociedad. Momentos inéditos y de angustia. Desde esta situación
intentaremos vivir la Semana Santa en nuestras casas de un modo
excepcional.
La Semana Santa que vamos a comenzar, es el punto central de
las celebraciones litúrgicas de la comunidad cristiana. No se trata de
repetir teatralmente unos gestos de recuerdo sino de celebrar en el
presente, el significado que para nosotros tienen unos
acontecimientos de los que hacemos memoria viva, no un recuerdo
pasado
Jesús va a morir en solidaridad con todos los hombres y mujeres
que sufren y mueren. El Dios de la vida muere para que otros vivan
más. Es un comienzo de un nuevo estilo de vida y de una nueva fe
religiosa.
La semana Santa nos ofrece la posibilidad de hacer un alto en
nuestro camino de cada día de “confinamiento” para profundizar en el
sentido que cada uno de sus días encierra.
Volver a escuchar siempre la lectura de la Pasión de Nuestro Señor, 
nos admira y nos conmueve. Hay en ella
una fuerza divina que toca nuestra alma para abrirla a la comunión
con nuestro Señor Jesús.
La Semana Santa nos conducirá a una auténtica celebración de
la Pascua con Jesucristo vivo en nuestra realidad de cada día.
La Semana Santa es no solo para ver sino para vivir.
No es la Semana Santa un objeto decorativo que se saca a pasear y
exhibir en unas fechas concretas del año. La Semana Santa es para
vivir y sentir…….
LA PASION DE JESUS SE ACTUALIZA EN NUESTROS DIAS
La Semana Santa no tiene como fin único dirigir nuestra atención
hacia el pasado del Jesús histórico y su dramático final. Además de
ser un relato sobre un hecho histórico nos hace tomar conciencia de
que Cristo sigue su pasión hoy en los hombres y mujeres moribundos,
injustamente torturados, en las víctimas del terrorismo, en los que
sufren el hambre, en los abandonados a la suerte de la gran familia
humana……
En esta Semana Santa no solo relatamos el Via-Crucis de Cristo,
sino que proclamamos el Via-Crucis de la humanidad. Nuestro Señor
camina con la cruz a cuestas no en solitario, sino en medio de una
multitud enorme y anónima de hombres y mujeres de nuestro mundo.
Jesús se comprometió a vivir el amor al hombre hasta el final. Y
precisamente por eso, vio comprometida su vida. Su compromiso
por crear una sociedad más justa y humana fue tan concreto que
hasta su misma vida quedó comprometida.
Fracaso, abandono, traición, injusticia, violencia, mofa, dolor,
muerte...... estos son los grandes temas de la Pasión y estos son
también los grandes temas del mundo de hoy.
D. Isaac Laso Ruiz, pbro.

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