8 jul 2021

11 de Julio: Solemnidad de Ntro. P. San Benito

 "Hubo un hombre de vida venerable, bendito por gracia y por nombre Benito, que desde su más tierna infancia tuvo la prudencia de un anciano. Adelantándose a su edad por sus costumbres, no entregó su espíritu a ningún placer sensual, sino que en esta tierra en la que por un tiempo hubiera podido gozar libremente, despreció, como ya marchito, el mundo con sus atractivos. Nacido de una familia libre de la región de Nursia, fue enviado a Roma para estudiar las ciencias liberales. Pero al ver que en este estudio muchos se dejaban arrastrar por la pendiente de los vicios, retiró el pie que casi había puesto en el umbral del mundo, temiendo que, al adquirir un poco de su ciencia, también él fuera a caer por completo en un precipicio sin fondo. Abandonó por eso los estudios de las letras y dejó la casa y los bienes de su padre y deseando agradar sólo a Dios, buscó la observancia de una vida santa. Así se retiró, ignorante a sabiendas y sabiamente indocto

Libro II de los Diálogos de San Gregorio


    Asi comienza San Gregorio Magno a transmitirnos la vida de Ntro. P. San Benito, como bien todos sabemos, padre del monacato occiden tal y patrono de Europa. Al leer este opúsculo confirmamos la humildad de un hombre de Dios, que fruto de su entrega total a la oración, divisaba de lejos al demonio y erá capaz de luchar contra él en las diversias controversias que le presentan. San Gregorio nos habla de su persona como el reflejo del evangelio abierto, queriendo hacer asi de sus comunidades cenobios donde se viva "tomándo por guía el evangelio"(R.B.1); orando en secreto con "lágrimas y compunción de corazón" retomando así las palabras del evangelista Mateo, San Gregorio nos lo explica muy bien en un pasaje sobre las homilias de Ezequiel: "Es necesario saber también esto: hay hombres que, dejando el mundo, ofrecen todo lo que tienen, pero aunque obren el bien no tienen compunción. El bien que hacen es un holocausto, sólo que como no saben llorar y acusarse a sí mismos, y como no se excitan a las lágrimas por amor, su holocausto no es perfecto. Así dice el Salmista: “Que le agraden tus sacrificios, y que tu holocausto sea graso” (sal. 19,4). Un holocausto seco, eso es la obra del hombre que no es regada por sus lágrimas... El hombre que hace una obra buena, pero no sabe llorar por el amor y por el deseo de Dios omnipotente, ese hombre ofrece un holocausto, pero no tiene grasa adentro". Demos gracias a Dios en nuestros días por la abundancia de lágimas en nuestra vida cotidiana, llevando en ellas el sufrimiento y lucha de nuestra sociedad contemporanea.

    Que Nuestro Padre San Benito interceda por todos cuántos intentamos vivir su Regla y a cuántos de dicersas maneras se acercan a nuestros monasterios; para ayudarnos a ser dignos hijos de Dios y hermanos de Jesucristo en el Espíritu Santo.

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