Tiempo de Adviento, tiempo de acoger y vivir la Palabra que viene
Has de cumplir la palabra de Dios, porque son dichosos los que la cumplen. Es como si la palabra de Dios tuviera que pasar a las entrañas de tu alma, a tus afectos y a tu conducta. Haz del bien tu comida, y tu alma disfrutará con este alimento sustancioso. Y no te olvides de comer tu pan, no sea que tu corazón se vuelva árido: por el contrario, que tu alma rebose completamente satisfecha.
Si es así como guardas la palabra de Dios, no cabe duda que ella te
guardará a ti. El Hijo vendrá a ti en compañía del Padre, vendrá el gran
Profeta, que renovará Jerusalén, el que lo hace todo nuevo. Tal será la
eficacia de esta venida, que nosotros, que somos imagen del hombre
terreno, seremos también imagen del hombre celestial. Y así como el
viejo Adán se difundió por toda la humanidad y ocupó al hombre entero,
así es ahora preciso que Cristo lo posea todo, porque él lo creó todo,
lo redimió todo, y lo glorificará todo (San Bernardo)
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