Para san Benito la
cuaresma es un tiempo de gracia, un tiempo de salvación, un tiempo para tomar
en serio y revisar nuestra vida a la luz
de la Pascua, es decir, cara a la Verdad del proyecto de Dios para los hombres
a la luz de las enseñazas evangélicas. Un tiempo para ajustar cómo situar
juntos límite (nuestra fragilidad y pecado cotidiano) y la llamada de Dios a la
santidad. Un tiempo de tensión para plantearnos seriamente la pregunta sobre
si estoy o no respondiendo al proyecto
de Dios para mi vida (ver texto completo).
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