“Se han llevado al Señor y no
sabemos dónde lo han puesto”. Es el anuncio de María Magdalena
que reciben Pedro y Juan. Éstos corren hasta el sepulcro y constatan los
hechos. No se trata de un robo, sino de un signo que habla de la resurrección
del Maestro. Entonces Pedro y Juan se abren a la fe. Pero esta fe necesita aún
ser profundizada: han de revivir toda la esperanza mesiánica a la luz de la
cruz para comprender por qué, “según las escrituras “, Jesús debía
“resucitar de entre los muertos”.
Por eso los apóstoles y principalmente Pedro, el primero que entra en la tumba
vacía, serán los primeros testigos de la fe en la Resurrección.
Que nosotros estemos siempre
abiertos a recibir la luz y la fuerza de tu Espíritu de Jesús para ser testigos
de su resurrección en cada momento de nuestra vida y a obedecer la voluntad de
Dios si temor a nada ni a nadie.
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