Con su Ascensión al Cielo,
Jesús nos abre las puertas para que podamos seguirle. La Ascensión es para cada
uno un símbolo de esperanza, pues sabemos que Cristo está sentado a la derecha
del Padre, intercediendo por nosotros y que un día podremos llegar con Él a
gozar de la felicidad eterna.
Este
misterio nos enseña que debemos luchar por ser perfectos, Jesús vivió como
todos nosotros su proyecto y lo fue perfeccionando día a día. Pero su proyecto
no terminó con la Muerte, sino que siguió con su Resurrección y su Ascensión. Con
la Ascensión, alcanza la meta final y es exaltado; se hace Señor y primogénito
de sus hermanos. Así posemos entender que la plenitud sólo se alcanza al final
y es un don de Dios. Es decir, que Jesús ha ascendido al Cielo y nos espera en
la meta. Nosotros debemos trabajar para cumplir con nuestra misión en la
tierra, por lo que, hay que vivir como Él, amar como Él, buscar el Reino de
Dios con Él. Continua en:
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