Los montes y las colinas aclamarán en presencia del Señor, y los árboles de los
bosques aplaudirán, porque viene el Señor y reinará eternamente. Aleluya.
(Antífona 2 de Laudes)
Durante el tiempo Adviento, vemos como el mundo
se va vistiendo de luces, música y alegría de regalos y felices encuentros de amistad,
pero todo esto no logra ocultar otra triste realidad que también se nos comunica
continuamente: Soledad, enfermedad, muertes de seres queridos, conflictos
políticos, asesinatos brutales, crisis económica, hambre, catástrofes,
tristezas, epidemias, muerte y destrucción. Ante esta segunda realidad que
parece dominar, la Palabra de Dios nos llena de esperanzas: Dios se hace hombre y Viene a
salvarnos. Jesús, el ungido ha sido enviado para rescatarnos. Este es el
sentido que tiene el tiempo de Adviento, que iniciamos este año el día 2 de
diciembre, porque la palabra Adviento, significa tiempo de salvación, que brota del nacimiento de Jesucristo. Dios
hecho hombre, vino a abolir el odio, el pecado, la muerte y el mal. Cristo es
la Buena Noticia que viene a sanar los corazones destrozados, a anunciar la liberación
a los cautivos en el pecado. El Adviento es tiempo de volver a Dios porque Él
vine a nuestro encuentro, quiere nacer de nuevo en cada corazón del hombre y
sanarlo.
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