Reflexión:
Estamos en el tiempo para darnos cuenta
de nuestro verdadero “ser” y descubrir que estamos ya en la eternidad, que el verdadero “ser” de cada uno está ya en el tiempo
adecuado, es decir, en el “tiempo de Dios”.
Seré cada año más joven si soy cada día más libre. Nuestro verdadero ser lo
constituye lo que de divino hay en nosotros, y eso es eterno. No tenemos que
esperar nada. porque somos ya plenitud y estamos en lo eterno. Nuestra singularidad e
individualidad es apariencia. No debemos empeñarnos en meter a Dios en el
tiempo, sino en salir nosotros de él. Cada uno es la ola que aún no se ha dado
cuenta de que es océano. El océano aún no se ha reflejado en mí. Tengo que darme
cuenta de que soy océano para que el océano me pueda decir que
él es ola. Dios es el Océano y nosotros aún en el tiempo estamos en el Océano y somos Océano. El tiempo en el que se
desarrolla nuestra existencia tiene mucha importancia, pero solo como medio para conseguir esa toma de
conciencia que nos hará trascender. Nuestra reflexión de hoy tiene que estar
encaminada a descubrir qué estoy haciendo yo con mi tiempo.
Podemos estar malgastando o perdiendo lo que se me ha dado para que lo
aproveche. Debemos ser conscientes de esta realidad. Van pasando los años y con
ellos las oportunidades de dar verdadero sentido a nuestra vida. Esta tiene que
ser nuestra preocupación más importante a lo largo de cada día del año.
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