Oh Espíritu Santo, alma del alma mía,
en Ti solo puedo exclamar: Abbá, Padre.
Eres tú, oh Espíritu de Dios, que me vuelves capaz de pedir
y me sugieres qué pedir.
Oh Espíritu del amor,
suscita en mí el deseo de caminar con Dios:
solo Tú lo puedes suscitar.
Oh Espíritu de santidad,
Tú escudriñas las profundidades del alma en la que habitas
y no soportas en ella
ni siquiera las mínimas imperfecciones: quémalas en mí, todas,
con el fuego de tu amor.
Oh Espíritu dulce y suave, orienta cada vez más
mi voluntad hacia la tuya,
para que pueda conocer claramente,
amar ardientemente y cumplir eficazmente.
Amén
(San Bernardo de Claraval)
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