Si la sombra parece replegarnos sobre nosotros mismos, engrandeciendo nuestras oscuridades, nuestros miedos, fracasos y problemas, la luz obra siempre en sentido contrario. La luz nos hace abrirnos, como la flor a los rayos del sol, nos anima a expandir por doquier lo bueno que albergamos dentro, aún sin saberlo. Si esta "Luz" la escribimos así, con mayúsculas, no es nada más y nada menos que la obra del Espíritu del Señor, que se hace vida en nosotros y nos mueve para hacer el bien, para extender la belleza y bondad de su Reino.
Hoy en día parece un reto más que interesante mantener viva la Luz, el optimismo, la alegría, el gozo de los Hijos de Dios, a quienes todo sirve para el bien. Ciertamente, es un reto más que interesante creer que podemos recibir la Luz y transmitirla de generación en generación. ¿Te atreves a recibir la llama?
Felicidades a todos aquellos portadores de la Luz. Felicidades a quienes entregan su vida por el Amor, allí donde les llame. ¡Feliz día de la Vida Consagrada!
Gracias que Dios los bendiga unidos en oración
ResponderEliminarb ueno ver que existen personas que se consagran totalmente Dios ojala y El quiera que un dia vengan a Bolvia a poder vivir tambien consagandose en monasterios amsculinos...atte Sergio
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