La Eucaristía es ese amor que sobrepasa todos los amores en el Cielo y en la tierra. Cuando Jesús está corporalmente presente en nosotros, los Ángeles nos rodean como una Guardia de Amor.
San
Bernardo de Claraval
Tú,
Dios infinito y eterno, nos has amado desde la eternidad, nos llamaste de la
nada a la existencia. Para demostrarnos de cerca que nos amabas con ternura,
bajaste de las delicias más puras del paraíso a esta tierra…viviste en medio de
nuestra la pobreza y quisiste padecer tormentos de un patíbulo en medio de dos
malhechores. Oh Dios de amor, aceptaste con generosidad infinita redimirnos de
este modo terrible.
Y… no te contentaste con eso, sino que para que no tuviéramos que alimentarme únicamente de los recuerdos de tu inmenso amor, te quedaste en esta tierra, presente en el santísimo y admirable Sacramento del altar. Ahora vienes a vienes y te unes estrechamente a nosotros bajo la forma del alimento. Tu Sangre ya fluye en mi sangre, tu alma, oh Dios Encarnado, se compenetra con la mía, le da fuerza y la alimenta.
Y… no te contentaste con eso, sino que para que no tuviéramos que alimentarme únicamente de los recuerdos de tu inmenso amor, te quedaste en esta tierra, presente en el santísimo y admirable Sacramento del altar. Ahora vienes a vienes y te unes estrechamente a nosotros bajo la forma del alimento. Tu Sangre ya fluye en mi sangre, tu alma, oh Dios Encarnado, se compenetra con la mía, le da fuerza y la alimenta.
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