"Roberto y veintiún monjes, entre los cuales estaban el prior Alberico, y el sabio inglés Esteban Harding, salen de Molesme para retirarse a un lugar agreste y apartado, el bosque de Citeaux, el novum monasterium, a una distancia de veinte kilómetros al sur de Dijón, en la diócesis de Chalon-sur-Saône. Era el 21 de Marzo de 1.098. Establecida como abadía independiente bajo la protección del obispo de Chalon y el arzobispo Hugo de Lión, su metropolitano, enclavada en las propiedades del vizconde de Beaune, la fundación comienza en un modestísimo edificio de madera. La pequeña iglesia levantada a finales del mismo año de su llegada, dedicada a la Stma. Virgen, permanecerá intacta hasta la Revolución Francesa".
La Orden Cisterciense no es, en consecuencia, "una comunidad de monjes iguales entre ellos.., sino una comunidad de abadías autónomas". No obstante, la maduración de la constitución cisterciense se produjo en el espíritu de Esteban, mientras el monasterio atravesaba con dificultad la falta de vocaciones, que muy bien hubiese podido minar la esperanza y confianza en Dios de los monjes blancos, terminando esta gran prueba el 21 de Abril de 1.112, fecha de la Pascua en aquel año, en que providencialmente llega al monasterio Bernardo de Fontaineslès-Dijón, con treinta de sus compañeros. El pequeño Exordio añade que "en esta misma época la iglesia (de Citeaux) creció en tierras, viñas, prados y granjas, sin que esto perjudicara ni relajase su fervor". A partir de aquí comienzan las fundaciones del Nuevo Monasterio. (Historia del monacato cristiano II)
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